Es la película de ciencia ficción por excelencia. Se estrenó el 6 de abril de 1968 en Estados Unidos, un año antes de que el hombre aterrizara en la luna (20 de julio de 1969). Aunque ya se habían enviado hombres al espacio y tanto Estados Unidos como Rusia tenían buen camino recorrido en estos asuntos, el director Stanley Kubrick volcó su imaginación en la realización de esta película, la cual marcó todo un hito en la historia del cine y está catalogada como una de las mejores películas de la historia. El mismo junto con Arthur C. Clarke escribieron el guión.
Arthur C. Clarke y Stanley Kubrick |
La película está dividida en cuatro partes:
1) Empieza al alba en el África prehistórica hace cuatro millones de años.
2) El amanecer del hombre.
3) Misión Júpiter.
4) Más allá del infinito.
Las dos primeras partes son de la época prehistórica, cómo vivían los primeros seres que habitaron el planeta. Cómo al descubrir la herramienta el mono va evolucionando y empieza a erguirse sobre sus dos patas. También cómo puede utilizar esa misma herramienta para matar a sus congéneres.
Posteriormente en la “Misión Júpiter” se descubre un monolito de cuatro millones de años de edad en la superficie lunar. Esto acarrea toda serie de precauciones por parte de los científicos para que la información no se filtre. Tanto la Estación espacial como la Nave en que viajan los científicos son muy originales y de efectos muy bien logrados. La nave por ser totalmente redonda, obliga a los dos astronautas que van en ella a que caminen en forma giratoria sobre el piso de la misma, lo que origina que a veces tengan que caminar con la cabeza hacia abajo, pero todo dentro de la mayor naturalidad por encontrarse en el espacio. La nave es operada por Hal, un robot “casi humano” que habla con los astronautas en diálogos muy inteligentes y coordinados. Pero al tener Hal una falla y los dos astronautas ponerse de acuerdo en desconectarlo, el robot entra en pánico y decide eliminarlos; acción que lleva a cabo con un astronauta, pero el otro logra ganarle la partida a la máquina, demostrando que el hombre es más inteligente que el robot.
En esta película resaltan los efectos visuales, lo que le mereció el Óscar de 1968 en esta modalidad. La música incomparable, con melodías de Richard y Johann Strauss. La música es definitiva en la película porque muchas veces no hay diálogos y solo se escucha la música que nos transporta a través del espacio.
La película es grandiosa y la parte final es el nacimiento del “Niño de las estrellas” el cual trae un mensaje de esperanza para el futuro. Excelente!
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