lunes, 7 de noviembre de 2011

Días de vino y rosas


Días de vino y rosas
Del gran director Blake Edwards, esta película es un gran clásico, debido a la profundidad del tema tratado (alcoholismo) y la gran actuación de los dos protagonistas.


Joe Clay (Lemmon) es un empleado de una empresa de publicidad, en la cual debe organizar fiestas para su cliente. En este mundo de fiestas nocturnas, Joe vive tomando licor, al punto de llegar tarde a la oficina para su trabajo diario. En esta situación conoce a Kirsten Arnesen (Lee Remick), de quien se enamora profundamente y con la cual se casa, matrimonio del que nace una niña.

La trama se va complicando en la medida en que Joe cada vez consume más alcohol y se aleja más tiempo de casa, llevando a Kirsten a una situación de soledad, por lo que ella busca refugio en el alcohol.

El alcoholismo es tratado desde diferentes ángulos, posibles causas: soledad, niñez, predisposición congénita. Cómo lo enfrenta su víctima: reflexión, cobardía, propósito de dejarlo. Recaídas, posición facilista ante el problema.

La caracterización de Lemmon es grandiosa: La escena donde se encuentra amarrado dentro de una camisa de fuerza es magnífica. Igualmente importante la escena de la búsqueda de la botella de whisky dentro del invernadero. La actuación de Lee Remick también es excelente. Dos personajes perfectamente caracterizados por estos dos actores.

El título de la película es tomado de unos versos del poeta inglés Ernest Dowson (1867-1900) quien premonitoriamente recita Kirsten al principio del film:


Ernest Dowson

La breve duración de la vida nos prohíbe albergar esperanzas largas (Horacio).

No duran mucho, el llanto y la risa,
El amor y el deseo y el odio;
Creo que en nosotros no queda rastro de ellos
Una vez que cruzamos la puerta.

No duran mucho, los días de vino y rosas:
Surgiendo de un sueño brumoso,
Nuestro sendero aparece un instante; luego se cierra
Dentro de un sueño.



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