Como
lo escuché a mis padres hace más de sesenta años, lo relato:
A
finales de la colonia o comienzos de la república, en los extramuros de la aldea,
en el camino a Popayán, vivía una
humilde mujer, esclava liberta que tenía un hijo que no solo era un vago sino díscolo
y desobediente que la hacía sufrir mucho con su comportamiento y con las burlas
con que la atormentaba.
Un
día el muchacho fue especialmente
grosero y desatendió el pedido de su
madre de no salir de la casa, por lo que ella – tratando de controlarlo- lo
amenazó con maldecirlo con un efecto
contrario ya que la insultó más e hizo mofa de la maldición. Por lo que en ese
momento su madre le dijo: “que te trague la tierra” y la tierra se abrió bajo
los pies del muchacho y se lo tragó, pero quedó afuera una de
sus manos en forma de garra, esquelética
y ennegrecida.
La
conmoción y el espanto fueron muy
grandes y los buenos parroquianos consideraron que era cosa del demonio por lo que solicitaron a un sacerdote que
hiciera exorcismos para disipar el mal. El sacerdote rociando la mano con agua bendita,
con conjuros y oraciones, logró que la tierra terminara de tragarse esa mano.
En
memoria de ese acontecimiento y para que de repente no se fuera a repetir, con
el tiempo los feligreses levantaron un pequeño monumento en el lugar exacto rematado por una cruz. De ahí viene que
a ese sitio se le conozca indistintamente como “La Mano del Negro” o La Loma de
la Cruz.
JOsé David tiene tantas historias que debería hacer un libro contando todo lo que sabe
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Mareña, siempre le he dicho a José David que sería muy interesante publicar un libro con todas sus "Remembranzas".
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