Comentario por: Gloveta
Ray Bradbury nos transporta a una época de oscurantismo
donde están prohibidos los libros. Leer hace pensar a la gente y esto es
peligroso. Además los hace infelices y lo que cuenta es la felicidad. Para
lograrla, el gobierno se ha encargado de mantener programas de televisión muy entretenidos
como “La Familia” el cual proyectan todos los habitantes en sus salas en
aparatos del tamaño de la pared, ojalá se tengan dos o tres aparatos en la
misma habitación para hacer más persuasivo el efecto de que “los parientes”
están realmente acompañando al televidente.
En este mundo de falsa felicidad las señoras se reúnen para
alardear de sus efímeras vidas, comentar como han muerto hombres en las
misiones a las que los manda el gobierno, pero que sus maridos nunca morirán
allá, “Eso les pasa a otros”.
Montang, el protagonista, es un bombero encargado de quemar
libros, porque algunos habitantes de la ciudad todavía tienen algunos
escondidos. Las cosas se van saliendo de las manos y la obediencia hacia la
orden de prender fuego es cumplida en forma estricta, se queman ya casas
enteras y en la última operación que participa se sobrepasa el límite, pues
queman a la dueña con su biblioteca.
A pesar de que es un alineado del régimen, Montang empieza a
reflexionar sobre esta absurda tarea y en forma subrepticia va guardando uno
que otro libro de cada quema. En especial le gusta el “Eclesiastés”, lo va
leyendo poco a poco, con dificultad, porque claro, en este mundo en que no hay
libros, a sus habitantes se les ha olvidado leer, es más, eso ya no se enseña,
no es necesario.
Este mundo oscuro, adornado por una supuesta felicidad
impuesta por el gobierno, donde no se puede leer y tampoco pensar, donde el régimen
ha impuesto su doctrina a la fuerza valiéndose de la avanzada tecnología,
impartiendo ordenes por radio y televisión,
observando los movimientos de los ciudadanos a través de los helicópteros
y usando una gran novedad: “El sabueso” robot mecánico que persigue a sus
victimas por el olor y los reduce hasta matarlos, todo esto nos hace pensar en
un panorama que bien podría acompañar a la humanidad en el futuro no muy
lejano.
Muchas de las cosas aquí descritas (1954) ya se han hecho realidad: los grandes
televisores- entre más haya en una casa, mejor- los programas “Realities” para sacar al espectador de su propia vida y
llorar y sufrir con lo que ve en la pantalla, la esposa más preocupada por lo
que pasa en ellos que por la suerte de su propio esposo, los robots cada día
más y mejores, la invasión de computadores en el mundo que han llevado a la
firme teoría de que el papel y los medios escritos - entre ellos el libro- van
a desaparecer. Todo esto es muy parecido a la idea plasmada en el libro por Bradbury.
Ray Bradbury |
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