domingo, 22 de noviembre de 2009

La Seducción de las palabras (Álex Grijelmo)


Por : Gloveta


Las palabras nos seducen, y para ello influyen algunas variables, que se analizan en el libro: La Historia, al estar unidas a términos que aprendimos de nuestros abuelos y que por tanto sentimos muy dentro. Es más importante en este caso el sentimiento que la etimología de cada término. El sonido, como el empaque que contiene en música los fonemas. El sonido de una palabra nos lleva a otra que suena parecido, la enlazamos internamente. Las contradicciones, como cuando un poeta dice “el fuego helado”, o cuando los economistas se refieren a “crecimiento cero”. Estas contradicciones, sirven para “manipular la intención de lo que se está expresando, hacerlo más suave, disimular la gravedad de los hechos, en fin estos términos son usados bastante para distraer la mente de quien las lee y que no se hagan tan graves. El estiramiento, hacer más larga una palabra, decir por ejemplo “sobredimensionamiento” en lugar de “exceso”, decir “obligatoriedad” en lugar de “obligación”, son mensajes que se envían al público para demostrar que sus ideas han adquirido una cualidad superior; estas palabras, que muchas veces son inexistentes, son usadas especialmente por los políticos conocedores que empleándolas avasallan a su público y están por encima de este. La extensión, la anchura de las palabras grandes que se convierten en íconos universales, pero que sin embargo responden a la idea personal de cada uno. Son palabras como: justicia, paz, democracia, crepúsculo. Que nos dan una dimensión amplia de lo que se está hablando. Son usadas por los poetas, pero aprovechadas al máximo por políticos y publicistas. Los prefijos y los subfijos, han adquirido un significado importante en el lenguaje, decir anti-ecológico es descalificar descomunalmente a quien se le atribuye este término. Las metáforas tramposas y mentirosas, que despistan al lector y termina cayendo en la trampa de lo que se quiere mostrar. Los artículos antonomásticos: El artículo determinado que excluye las demás opciones. El valor del pronombre posesivo, el “nuestro”, en un caso incluyente y en otro excluyente. “Nuestro triunfo” (el de uno y los otros” o “Nuestras ensaladas” (que no son del comensal sino del restaurante.
Estas y otras reflexiones nos trae este libro, para concluir que el lenguaje es una interrelación entre quien habla y quien escucha. Quien dirige el mensaje que se puede servir de mil modelos (palabras grandes, palabras endulzadas, palabras fuertes) y quien escucha (trae sus recuerdos, sus conocimientos, sus vivencias), para así llegar a un punto intermedio donde se encuentra la comunicación.

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