miércoles, 15 de agosto de 2012

AURA




Comentario por: Gloveta

Una de las grandes novelas de Carlos Fuentes, publicada en 1961, lleva la ficción al relato con elementos de magia o tal vez brujería. Analistas de la obra, han coincidido que para comprenderla se debe entender primero el  epígrafe que Carlos Fuentes colocó,  un aparte del libro “La Bruja” de Jules Michelet, publicado en 1862:

 “El hombre caza y lucha. La mujer intriga y sueña; es la madre de la fantasía, de los dioses. Posee la segunda visión, las alas que le permiten volar hacia el infinito del deseo y de la imaginación....Los dioses son como los hombres: nacen y mueren sobre el pecho de una mujer.”
 
Escrita usando un narrador en segunda persona, tal vez como un truco literario para que el lector se apropie del narrador, sintiendo que él mismo es quien narra. Aunque otras personas piensan que el que narra es el mismo protagonista, Felipe Montero.

 La narración logra que en un momento dado el lector juzgue que todo pasó, que no es ficción, sino que es acto de brujería. El temor a envejecer que sentía Consuelo, la llevó a prácticas que consiguieron el efecto deseado. El lograr llevar hasta la casa de Felipe Montero pudo ser parte de su plan.

 No quiero contar apartes del libro porque dañaría la historia. Más bien, los invito a que lo lean. Vale la pena, y solo tiene 47 páginas.

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