Comentario por: Gloveta
Una de las grandes novelas de Carlos Fuentes,
publicada en 1961, lleva la ficción al relato con elementos de magia o tal vez
brujería. Analistas de la obra, han coincidido que para comprenderla se debe
entender primero el epígrafe que Carlos
Fuentes colocó, un aparte del libro “La
Bruja” de Jules Michelet, publicado en 1862:
“El hombre
caza y lucha. La mujer intriga y sueña; es la madre de la fantasía, de los
dioses. Posee la segunda visión, las alas que le permiten volar hacia el
infinito del deseo y de la imaginación....Los dioses son como los hombres:
nacen y mueren sobre el pecho de una mujer.”
Escrita usando un narrador en segunda persona, tal
vez como un truco literario para que el lector se apropie del narrador, sintiendo
que él mismo es quien narra. Aunque otras personas piensan que el que narra es
el mismo protagonista, Felipe Montero.
La narración logra que en un momento dado el
lector juzgue que todo pasó, que no es ficción, sino que es acto de brujería. El
temor a envejecer que sentía Consuelo, la llevó a prácticas que consiguieron el
efecto deseado. El lograr llevar hasta la casa de Felipe Montero pudo ser parte
de su plan.
No quiero contar apartes del libro porque
dañaría la historia. Más bien, los invito a que lo lean. Vale la pena, y solo
tiene 47 páginas.
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