Por: Gloria Vejarano T.
En una plaza de Madrid, han encontrado un “Cofre del tiempo”. El hallazgo hecho por casualidad mientras unos obreros cavaban debajo del monumento de Cervantes, ha dejado a la vista diferentes documentos y objetos que datan de 1834. El afortunado encuentro ha puesto a las autoridades de la ciudad a pensar, que una vez abierto el cofre, se debe reponer por uno nuevo, para que cuando el hallazgo se repita –vaya uno a saber dentro de cuantos miles de años- los nuevos ocupantes de este planeta sepan como vivían sus antepasados. El concurso que se abrirá por Internet, propone a todos los ciudadanos de la municipalidad aporten sus ideas.
Esto me pone a cavilar qué incluiría yo dentro del nuevo cofre, pensando en dar una buena idea del mundo actual a los futuros habitantes: Planos de las principales ciudades del mundo con fotos incluidas, y además dibujos realizados a lápiz (no sea que algún hongo extraño ataque nuestras impecables fotos y acabe con ellas); plano y un modelo a escala de los satélites artificiales que se han lanzado al espacio; plano y forma de elaborar una casa básica, con elementos extraídos de la tierra, tales como ladrillos y arena, nada de panel-yeso, no sea que en una futura explosión terrestre no queden ni rastros de cómo fabricarlo. También modelos en tercera dimensión de cómo lucimos los seres humanos actuales, pensando que con tanto cruce genético hayamos cambiado en tal proporción la especie, que los de ahora parezcamos unos especímenes de la era paleolítica parientes lejanos de los que habiten en ese momento.
Igualmente pondría un calendario, idea que sigue vigente ya que los de 1834 nos dejaron uno. Un computador (ordenador para los madrileños) con gran capacidad de memoria para incluir cuanto dato estadístico tengamos a mano, como por ejemplo el índice poblacional por país, por año, por década, etc. Un mapamundi para mostrar nuestra geografía básica acompañados de fotos, ilustraciones, video y cámara reproductora de nuestros glaciares y zonas polares (de lo cual ya no debe quedar ni la muestra). Que tal muñecos en plástico que reproduzcan los animales más grandes de la tierra, como osos, ballenas, elefantes, dromedarios? Serían dignos de museo.
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