miércoles, 2 de junio de 2010

A cierto lado de la sangre



Juan Diego Mejía (Colombia, 1952 ¬ ) con su estilo especial, nos cuenta de un solo tirón la historia. Con párrafos muy largos, separados por comas o uno que otro punto seguido. De pronto nos sentamos a leerlo y sentimos que no podemos parar, porque el libro exige que sea leído de corrido. Nos preguntamos: Cómo puede alguien meter tanta historia en un solo párrafo hablando de varios personajes, varias acciones, varios sitios en un solo contexto, pero además sin aburrir al autor, al que cautiva y amarra totalmente hasta no haber terminado la novela? Esto por supuesto es el fruto de mucha paciencia, muchas horas de trabajo y mucho tesón para lograr este artilugio gramatical, además dándole toques poéticos y dentro de una muy agradable lectura. Creo que por ser Juan Diego un matemático de profesión, pensó que una ecuación entre más larga fuera sería más interesante y además trató de hacerla muy sencilla, sin corchetes, sin paréntesis, sin números elevados a ninguna potencia, porque lo que si podemos apreciar en él es la forma tan sencilla de escribir, con un lenguaje cotidiano, para nada rebuscado ni traído de los cabellos. No encontramos ningún neologismo ni ningún anglicismo. Todo tal cual se habla en el lenguaje coloquial, en un lenguaje muy nuestro, muy colombiano, sin buscar afectaciones regionales, ni regionalismos paisas ni costeños. A pesar de que reconoce que el personaje central de la obra es nacido en Medellín y se traslada a vivir a la zona bananera, evita caer en modismos de alguna región. También incursiona con la modalidad de ir incluyendo personajes en la medida que se desarrolla el libro. Esta modalidad ya usada por otros autores, es explotada por Juan Diego como parte de su técnica narrativa. Solo los personajes centrales: Sebastián Aguilera, que es el narrador, Mariana su esposa y Nacho su mejor amigo permanecen a lo largo de la historia. Los demás personajes vienen y van o simplemente desparecen dentro del escrito. La forma de describir la región, la casa llena de murciélagos, el montaje de la panadería con la fabricación de ese horno de leña, los hombres montando en yegua por el pueblo, la casa grande a donde se trasladan, todo, todo lo conocemos a través de la misma forma de narrar, en donde se intercalan los diálogos, los pensamientos, las descripciones a través de la misma forma de escritura seguida, sin tiempo de respirar, sin tiempo de pararnos para dejar el libro, porque estamos agarrados al asiento, no sea que nos despistemos y perdamos el hilo de la historia.

1 comentario:

  1. Querida Gloria:
    Con esa facilidad de escritura y de opinión que tienes, deberías halagarnos haciendo comenmtarios más usuales de las obras que lees. Es un comentario tan fluido y tan claro como la obra misma. Me gustaría conocer tu opinión sobre el trasfondo político de la novela, que no mencionas.
    Abrazos.
    Alberto

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