martes, 8 de junio de 2010

OMAR RAYO HA PARTIDO



Por: Gloria Vejarano T.
Mi primer encuentro con la obra del maestro Rayo, fue a muy temprana edad. Se colgaba la muestra del Festival de Arte en el edificio del Conservatorio de Cali, y mi madre me llevó de la mano a verla. Tendría yo a lo sumo seis años. Lo recuerdo muy bien. Era una muestra colectiva como las que se hacían en esos festivales para incentivar a todos los pintores colombianos. Llegamos mi hermano y yo cogidos de la mano uno a cada lado de nuestra progenitora. El sitio era muy agradable, muy acogedor, a pesar de mi corta estatura así lo percibía. Nos detuvimos en algunos cuadros del primer salón, y luego pasamos al pasillo, el que está ubicado mirando hacia el CAM. Que espectáculo, un gran cuadro de Rayo estaba colocado en la mitad del salón, se podía observar desde todos los ángulos: y no era para menos, el sentido de tercera dimensión que ha usado siempre el artista, fue respetado por el curador de la exposición, para producir ese impacto en el visitante: estábamos parados realmente en un cuadro cuyo efecto era mostrar la tercera dimensión, pero pintado solamente en dos dimensiones! Aunque yo no podía racionalizar este efecto, la impresión que me causó fue profunda. Omar Rayo ha jugado siempre con la luz y la sombra. El efecto de la sombra lo ha perseguido siempre, desde muy niño, cuando trató de reproducir la sombra de su perro sobre una pared en su casa de Roldanillo, usando un carbón de leña como lápiz. Como él mismo lo dijo: “Descubrir la luz y la sombra me hizo un pintor. El fenómeno virtual que produce la sombra o el sombreado, la ilusión del volumen y la iluminación de las formas, es un hecho en mi pintura”.



La admiración por el artista la he mantenido siempre. Años más adelante visité su museo en Roldanillo, la tierra que lo vio nacer y a quien le rindió este homenaje. El museo se ha convertido en el símbolo de la localidad, y orgullo de sus conciudadanos. El museo se inauguró en 1981, inspirado en diseños mayas, consta de ocho módulos octogonales en forma de L, su diseño es del arquitecto mexicano Leopoldo Gout, quien donó los planos como contribución al proyecto. Es una obligación conocerlo.

Nos queda su obra: sus nudos, sus cintas, su recuerdo colgado de muchos museos alrededor del mundo. Que su ejemplo perdure en la memoria!

1 comentario:

  1. Gloria: me unen al Museo Rayo lazos de amistad y de agradecimientos. Allí a la sombra de la obra del Maestro obtuve 1er. premio sin edicións en la Mujeres poetas de Roldanillo.
    He sentido mucho la muerte de Omar y he estado acompañando a Agueda, desde el corazón
    Me gusta mucho tu blog. Es dinánico
    Yolanda

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