jueves, 9 de septiembre de 2010

El otoño del patriarca


Autor: Gabriel García Márquez
Es el retrato de un dictador en cualquier país del Caribe, viviendo en su casa presidencial frente al mar, teniendo todo y no teniendo nada. Porque a pesar de manejar supuestamente el país, vive casi preso. Perseguido por fantasmas y miedos. Dudando de todo el que se le acerca, de sus generales, de sus guardias. Casa habitada también por sus concubinas que son unas pobres mujeres que residen en el patio de atrás, todas con sus hijos sietemesinos, que es la marca indeleble de que son hijos suyos. Estas mujeres conviven todas juntas, sin angustias y sin prebendas. Viven amontonadas en barracas compartiendo al general, sin rencores, sin celos, porque aquí no hay amor por ningún lado, ni de parte de él, ni de parte de ellas.
Este general que no sabe ni leer, que llegó a posicionarse en la silla de forma fortuita, pues lo montaron en ella al azar por ser la persona que estaba más a mano para cumplir con los deseos de gobiernos extranjeros, interesados en que así fuera.
Bendición Alvarado su madre era su único punto de referencia con la realidad, ya que el tirano vivía en el mundo de la imaginación, sin que realmente le importara su país ni le afectara nada de lo que pasaba. Como cuando murieron todos sus generales a bala, dentro de su casa, y él siguió impávido comiendo dentro de su cuarto lleno de cerrojos para protegerse de sus opositores, y se levantó al otro día a mirar cómo la servidumbre limpiaba la sangre que corría por las alfombras y paredes. O cuando le pasaban informe de lo que acontecía con su guardia, relatándole de sus muertos y él se limitaba a decir “Pobre hombre”, como si nada tuviera que ver él con aquellas muertes infames.
Esta novela tiene un estilo muy especial. Largos párrafos sin puntos ni comas, donde habla el General en voz alta, piensa, interviene alguno de sus subalternos, en fin, es un género donde se mezclan varias voces. El lector va aprendiendo a manejar este tipo de lectura, y muy pronto entiende la manera en que el libro está escrito, y en la medida en que se va leyendo nos parece fácil de entender. Esto se logra gracias a la maestría de García Márquez, que esgrime con inigualable pluma esta novela.

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