lunes, 15 de octubre de 2012

Fahrenheit 451




Comentario por: Gloveta

Ray Bradbury nos transporta a una época de oscurantismo donde están prohibidos los libros. Leer hace pensar a la gente y esto es peligroso. Además los hace infelices y lo que cuenta es la felicidad. Para lograrla, el gobierno se ha encargado de mantener programas de televisión muy entretenidos como “La Familia” el cual proyectan todos los habitantes en sus salas en aparatos del tamaño de la pared, ojalá se tengan dos o tres aparatos en la misma habitación para hacer más persuasivo el efecto de que “los parientes” están realmente acompañando al televidente.

En este mundo de falsa felicidad las señoras se reúnen para alardear de sus efímeras vidas, comentar como han muerto hombres en las misiones a las que los manda el gobierno, pero que sus maridos nunca morirán allá, “Eso les pasa a otros”.

Montang, el protagonista, es un bombero encargado de quemar libros, porque algunos habitantes de la ciudad todavía tienen algunos escondidos. Las cosas se van saliendo de las manos y la obediencia hacia la orden de prender fuego es cumplida en forma estricta, se queman ya casas enteras y en la última operación que participa se sobrepasa el límite, pues queman a la dueña con su biblioteca.

A pesar de que es un alineado del régimen, Montang empieza a reflexionar sobre esta absurda tarea y en forma subrepticia va guardando uno que otro libro de cada quema. En especial le gusta el “Eclesiastés”, lo va leyendo poco a poco, con dificultad, porque claro, en este mundo en que no hay libros, a sus habitantes se les ha olvidado leer, es más, eso ya no se enseña, no es necesario.

Este mundo oscuro, adornado por una supuesta felicidad impuesta por el gobierno, donde no se puede leer y tampoco pensar, donde el régimen ha impuesto su doctrina a la fuerza valiéndose de la avanzada tecnología, impartiendo ordenes por radio y televisión,  observando los movimientos de los ciudadanos a través de los helicópteros y usando una gran novedad: “El sabueso” robot mecánico que persigue a sus victimas por el olor y los reduce hasta matarlos, todo esto nos hace pensar en un panorama que bien podría acompañar a la humanidad en el futuro no muy lejano.

Muchas de las cosas aquí descritas (1954)  ya se han hecho realidad: los grandes televisores- entre más haya en una casa, mejor- los programas “Realities”  para sacar al espectador de su propia vida y llorar y sufrir con lo que ve en la pantalla, la esposa más preocupada por lo que pasa en ellos que por la suerte de su propio esposo, los robots cada día más y mejores, la invasión de computadores en el mundo que han llevado a la firme teoría de que el papel y los medios escritos - entre ellos el libro- van a desaparecer. Todo esto es muy parecido a la idea plasmada en el libro por Bradbury.              
Ray Bradbury
 

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