Por: Gloria Vejarano T.
Diecinueve de diciembre de mil novecientos setenta y nueve. Hoy se cumplen 30 años de una fecha histórica para la ciudad de Cali, el día en que el Club Deportivo América logró por primera vez coronarse campeón de un torneo de futbol nacional.
Esta estrella fuertemente luchada y muy merecida, llegó por fin a las anheladas manos del equipo después de 31 años de constituirse en equipo profesional. Pero más que a las manos del equipo, llegó a las manos de los hinchas, quienes plenos de furor, vestidos de rojo de pies a cabeza, llevando pancartas, pitos, y trompetas se tomaron no solo el Estadio Pascual Guerrero sino la ciudad entera por su cuenta.
En este festejo no hubo distinción de género porque las mujeres se emparejaron con los hombres y de igual a igual salieron a gritar y a celebrar por la ciudad. Como ya lo manifesté, esta celebración fue todo un hecho histórico: nadie que vivió en esta ciudad ese día lo podrá olvidar. Ríos humanos celebrando sobre la Avenida Sexta, la Calle quinta atiborrada, esto fue un carnaval nunca visto, ni siquiera las Famosas Ferias de Cali han agolpado tanta gente. Las serpentinas y los confetis bañaron la ciudad, las filas de carros colmados de personas gritando y festejando formaron verdaderos trancones por horas. Se habla de que los hospitales se congestionaron con personas infartadas ante la noticia, pues muchos hinchas no pudieron soportar la tensión ejercida durante tantos años, y que ahora por fin, lograran su cometido, en este inolvidable diecinueve.
Pero qué había detrás de esta hinchada? Por qué tanta bulla? Por qué tanta celebración? Nada más ni nada menos que la “Maldición de garabato” según la cual el equipo jamás quedaría campeón. Garabato, un antiguo socio del club, cuyo verdadero nombre era Benjamín Urrea, odontólogo de profesión, lo apodaban así debido a su apariencia física. Urrea era un convencido de que el futbol era simplemente una disciplina, una pasión, un ejercicio físico y mental para los adoradores de este deporte, pero nunca estuvo de acuerdo con que se inscribiera el equipo en las ligas profesionales. El día que la junta directiva, del que él era miembro, decidió inscribir el club como equipo profesional, salió enfurecido de la reunión vaticinando "Que lo vuelvan profesional, que hagan del América lo que quieran pero juro por Dios que nunca serán campeones..." Esta maldición pesó sobre sus seguidores, quienes llenaban cada ocho días el estadio para apoyar a su equipo. Pensaban que su apoyo era más grande que la maldición, y ese día después de tantos años de lucha lo lograron! De allí los gritos, la bulla, los infartados y todo lo que pasó!
Además de la maldición algunos jugadores pensaban que el morrocoy era el emblema que llevaban en la camiseta, ya que el equipo adoptó como propio la imagen del diablo con cachos, cola y tridente, el cual fue retirado por el Club en 1992, pero recuperado a partir de 1997, aduciendo que solo es una imagen que simboliza que los jugadores juegan como diablos.
Pero la apoteósica celebración en la que el pueblo de Cali agradeció a sus jugadores el haber desterrado por siempre la maldición de garabato y el jolgorio y colorido del que se vistió la ciudad es algo que quedará inscrito por siempre en nuestra memoria colectiva.
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