viernes, 13 de abril de 2012

Sin Amparo


Jaime Osorio Gómez realizó este largometraje en 2003, con la calidad a la cual estaba acostumbrado. Con un manejo de cámaras impecable, así como las luces, las locaciones, cuidando los pequeños detalles.

Dos hombres se enfrentan ante el hecho que han perdido la mujer que aman: uno perdió a su esposa y el otro a su amante. Después de la muerte de Amparo, y debido a las flores frescas que permanecen sobre su tumba, Rodrigo (Germán Jaramillo) lleno de celos se dedica a buscar al amante de su mujer. Después de seguirle la pista al fin lo halla (Luis Fernando Hoyos) y tras el primer agresivo  encuentro, la ira se va transformando en una búsqueda conjunta tratando de entender quién era en realidad  la mujer que amaron. Dos mundos tan opuestos, los dos mundos de los que provienen estos personajes, nos alejan más del conocimiento de Amparo, el cual se hace ajeno hasta para los propios hombres que compartieron su cama.

Diríamos que el hilo conductor de esta cinta, son las flores azules “No me olvides-de los enamorados”, que es el hito que desencadena esta búsqueda.

Esta Coproducción Colombia-España-Venezuela, podría ser perfecta, si no tuviera el inconveniente de la actuación. A los actores principales en momentos les falta fuerza y los secundarios simplemente recitan sus líneas ante la cámara sin meterse en la piel del personaje. Este es el detalle que le quita profundidad a la cinta y evita que se ubique entre una de las principales de nuestro cine.

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